jueves, 10 de junio de 2010
Existen dos tipos de contaminación que pueden repercutir en la estructura y formación del suelo: contaminación natural (que frecuentemente es endógena) y la contaminación antrópica (totalmente exógena).
Como bien sabemos, y tal y como comentamos al comienzo de esta nota, los diferentes fenómenos naturales pueden ser causas importantes de la contaminación del suelo.
Por poner solo un ejemplo, un volcán activo puede ser capaz de aportar mayores cantidades de sustancias externas y contaminantes varias centrales térmicas de carbón juntas.
Pero para poder llevar a cabo un buen estudio de contaminación del suelo, se deben definir los máximos niveles admisibles de contaminantes, y analizar factores que puedan influir en la respuesta del suelo a estos agentes. Por lo que no sólo basta con detectar la presencia de suelo contaminado.
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